Aula, Montessori, Pedagogía
Los límites en una escuela activa
Los límites en una escuela activa es un tema que preocupa mucho. Se suele pensar que en este tipo de escuelas no hay límites. Que los niños campan a sus anchas sin que nadie les diga nada, sin orientaciones y sin ningún límite. Este no es nuestro planteamiento. Los límites son necesarios en las escuelas.
[Tweet “Los límites son necesarios en la escuela infantil.”]
Aunque quizá no son los mismos ni están establecidos de la misma forma que en una escuela tradicional.
Los límites para nosotras están claros.
No son para todos los niños los mismos, se establecen en función de su edad o más bien de su desarrollo madurativo. No podemos pedirle lo mismo a un niño de 14 meses que a uno de 24. Se establecen en torno a tres parámetros fundamentales.
El primero y más importante es enseñarles a cuidar de su integridad personal. Para niños pequeños, sobre todo, lo conseguimos adaptando el ambiente, enseñándole a abrir y cerrar cajones y puertas con seguridad y cuidado, ponerse el abrigo si hace frío y quieren salir al patio…
No hacer daño a los demás.
Estar pendientes en todo momento de las dinámicas de juego entre los niños y si hay un conflicto estar presente observando si son capaces de resolverlo por ellos mismos de forma pacífica, y si no, ayudarles a ponerse en el lugar de los demás. Intervenir siempre que un niño se ponga más nervioso de la cuenta y agreda a otro. Proteger al agredido y hablar con el agresor, despacio, sin violencia ni malas palabras, pero intentando que entiendan que no puede hacer daño a otro niño (No suele pasar pero en alguna ocasión se pueden empujar, etc.).
Respetar el entorno.
Es un punto muy importante también aunque vamos a acercarnos de forma progresiva. Desde que el niño es pequeño, es importante reflexionar con el sobre la importancia del cuidado del entorno. En nuestro caso no hacer daño a nuestro almendro, cuidar las instalaciones y el material. Aprender a hacer uso adecuado de nuestro centro y cuidar el barrio, las naturaleza cuando salimos al campo…poco a poco vamos extendiendo el cuidado del ambiente de los pequeños a ámbitos más amplios.
Son pocas normas, pero cuando no se cumplen, hablamos con el niño para que entienda su importancia. Todas son lógicas y tienen un sentido fácilmente comprensible para el niño. “Si pegas a tu amigo le haces daño” tiene fácil comprensión para el niño, mientras que “no hables mientras comes” puede no tener ningún sentido para él.
[Tweet “Reflexionar con el niño es la clave para una convivencia pacífica.”]
En ocasiones los niños no pegan para hacer daño, si no como “defensa instintiva”. Hay que pararse con el pequeño a reflexionar: intentar poner al niño en el lugar del otro. Es muy fácil entender que a nadie le gusta que le peguen. Poco a poco, sin violencia, el clima del aula es más y más tranquilo.
En nuestra aula no hay silla de pensar. Hay reflexión. No hay castigos. Hay consecuencias naturales. Apostamos por unos límites seguros y respetuosos con los niños, por dialogar con ellos, por explicar desde la empatía, por intentar mejorar cada día.
Y…para los escépticos…¡se consigue!
¡Gracias por leerme! ¡Seguimos reflexionando la semana que viene!
Isa